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(Fecha: 06/06/2002)

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SE DEBEN ESTABLECER NUEVAS REGLAS PARA LAS FUTURAS ELECCIONES

Firma:Pablo T. Spiller
Catedrático, Universidad de California, y Director LECG, LLC
[ P ]El país recuperará credibilidad cuando se rompa el control de los gobernadores sobre el Congreso

** Nota **Así como en los países europeos es necesario el apoyo parlamentario para mantenerse en gobierno, el relativo éxito de las negociaciones con los gobernadores justicialistas en La Pampa otorgó al presidente, cum primer ministro justicialista, Duhalde una extensión transitoria de su mandato. Si bien en otros países presidencialistas, como los EE.UU., el presidente puede gobernar sin tener apoyo parlamentario, la situación caótica en la que se encuentra la Argentina hace imposible el mantenimiento de un presidente sin un apoyo político fuerte. Los cambios económicos necesarios para salir de la crisis no permiten al país mantenerse en control remoto. Aquí se necesitan tomar decisiones trascendentales.
Es ahí donde elecciones anticipadas, o mismo elecciones sin cambio en las reglas electorales, son una pésima idea. En efecto, si las futuras elecciones se realizan manteniendo el sistema electoral actual, ellas mantendrán la falta de credibilidad inherente a las políticas gubernamentales. El nuevo presidente, si proviene del Justicialismo, tendrá apoyo en el Senado y una pluralidad en Diputados. Esa configuración mantendrá, como ha sido la historia de los últimos cien años, la capacidad de los gobernadores de chantajear al presidente de turno, con las consecuencias nefastas que han implicado para el país. La capacidad de chantaje les permite a las provincias mantenerse económicamente en el siglo XIX, con una estructura de gobierno caracterizada por la ineficacia, la corrupción, la falta de trasparencia y la irresponsabilidad fiscal.
Esta estructura de gobierno es la que impide a la Argentina salir de la crisis actual. Todo tiempo que los gobernadores mantengan su control sobre la legislatura, acuerdos firmados que sean o no refrendados por el Congreso, conllevan la falta de credibilidad inherente a un sistema en que los gobernadores controlan su implementación. Tómese, por ejemplo el quid pro quo de los 14 puntos, en donde los gobernadores se comprometen a bajar sus déficits, pero previo, la Nación debe cancelar sus deudas con las provincias. Ese es el típico acuerdo oportunista inimplementable en la Argentina. Desde la perspectiva de los gobernadores, lo importante es que el acuerdo les otorga ingresos inmediatos, con la contrapartida de una posible o no acomodación. La acomodación se hará sólo si las otras provincias la hacen. Pero si esa es la estrategia óptima de cada gobernador, ninguna provincia la implementará. El gobierno nacional no podrá imponer penalidades a las provincias pues el Congreso, dominado por los gobernadores, le impedirá tal acción. Es por ello que la salida de la crisis no es tomar las decisiones económicas exactamente correctas, sino el generar la institucionalidad apropiada para otorgar credibilidad a cualquier decisión que se tome.
En un estudio multidisciplinario realizado hace ya tres años con Mariano Tommasi para el CEDI, concluimos que para que la Argentina retome su credibilidad es fundamental romper el control que los gobernadores tienen sobre el Congreso, y que para ello hay que implementar dos cambios básicos en el sistema electoral. Primero, la eliminación de las listas partidarias provinciales, popularmente llamadas listas sábanas y la creación en su lugar de distritos unipersonales, donde para ser elegido se necesite el 50% o más de los votos. En el caso de Diputados, se cambian los 23 distritos provinciales por 257 (el número actual de diputados) distritos unipersonales, manteniendo la representación actual de cada provincia en la cámara baja. Para el Senado, se crean tres distritos provinciales unipersonales superpuestos para cada provincia. De esta manera, cada senador deberá obtener la mayoría de su provincia. Segundo, la creación de primarias partidarias legislativas abiertas para cada uno de los distritos.
Ambos cambios son necesarios. Si se realiza sólo el primero, se mantendrá el control de los gobernadores sobre quien representará al partido provincial en cada distrito, y por ende se mantendrá el control de los gobernadores sobre el Congreso. Si se realiza sólo el segundo, la representatividad de los legisladores será la misma que la actual: nula. Por lo tanto, se mantendrá la dependencia política de los legisladores de los líderes partidarios provinciales, y por lo tanto el poder de los gobernadores. El Dr. Duhalde ha manifestado su interés en realizar reformas políticas profundas para sacar a la Argentina de su crisis actual. Estos dos cambios al sistema electoral son los fundamentales, y ahora se tiene el tiempo para implementarlos. Los votantes lo apoyarán. Si los gobernadores no lo hacen, es tiempo que Duhalde deje de ser el primer ministro de los gobernadores justicialistas y se vuelva el presidente de los argentinos



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